La variedad de vinos que ofrece la bodega Marchesì Antinori es uno de sus principales atractivos, pero su arquitectura impacta de tal manera que se roba el protagonismo en esta zona del Chianti Classico. En el 2022 fue elegida como la mejor bodega vinícola del mundo, según World’s Best Vineyards. Así mismo, goza de reconocimiento por su historia y la calidad de sus productos, atrayendo a miles de turistas anualmente.
Llegar a esta bodega es toda una experiencia sensorial que comienza en la llamativa escalera helicoidal que conduce a las tres plantas que posee la edificación, desde el estacionamiento hasta la terraza de los viñedos. Allí se encuentra el restaurante Rinuccio 1180.
Mientras se suben los escalones, la vista se va haciendo interesante por el contraste que ofrece el paisaje de la zona con sus sobresalientes colinas, y los viñedos que rodean la terraza de la bodega. En su conjunto logran una complicidad entre naturaleza, arquitectura y la cultura del vino.
Esta majestuosa obra arquitectónica revolucionó la industria vinícola tras su apertura en octubre de 2012. Su diseño evidencia la historia que han forjado veintiséis (26) generaciones de la tradicional familia Antinori desde 1385, así como su filosofía en la producción de un vino de calidad.
El icónico vino Marchese Antinori, producido con la variedad de uvas Sangiovese, en la nariz deja al descubierto notas picantes de tabaco y cuero, y delicados toques de vainilla y cacao en polvo.
En la bodega hay una amplia selección de las etiquetas producidas en las fincas de la familia Antinori en Toscana. Algunas se exhiben como parte de su historia, mientras que otras están disponibles para adquirir en la zona de compras.
La bodega Marchesì Antinori ofrece una espectacular vista en la que contrastan su arquitectura, los viñedos y las sobresalientes colinas del Chianto Classico.
El icónico vino Marchese Antinori, producido con la variedad de uvas Sangiovese.
Durante una hora y media, y desde 45 euros por persona, hasta dos horas y media y por 170 euros por persona, es posible hacer un recorrido por el interior y exterior de la edificación para conocer sobre la producción, el proceso de fermentación, almacenamiento, embotellamiento y en qué radica la calidad de sus vinos. Cada recorrido finaliza con la degustación de entre tres y seis variedades icónicas de la bebida.
El tour de dos horas, y que tiene un valor de 70 euros por persona, comienza en el nivel superior de la bodega, donde se encuentran un museo con obras de arte de la familia Antinori, una sala de conferencias y un auditorio.
En la planta baja, entre barriles grandes, se descubren detalles sobre las variedades de uvas con que se producen sus mejores ejemplares. La atmósfera del lugar da una idea de los olores amaderados en los que se fermentan algunas ediciones de la bebida.
Una de las particularidades de la bodega es su diseño pensado para permitir la vinificación “por gravedad” y garantizar de forma natural la temperatura ideal para la producción y conservación del vino.
Algunas ediciones de vino que se pueden degustar en el tour guiado son Pietrabianca Castel del Monte, Villa Antinori Chianti Classico Riserva, Marchese Antinori Chianti Classico Riserva y Maggiarino Vino Nobile di Montepulciano
Una de las particularidades de la bodega es su diseño pensado para permitir la vinificación “por gravedad” y garantizar de forma natural la temperatura ideal para la producción y conservación del vino.
El recorrido guiado culmina dentro de la bodega, en una de las salas de degustación, donde los visitantes podrán disfrutar de una cata de cuatro de sus vinos más reconocidos, cuidadosamente producidos y garantizados por su calidad. No obstante, la selección de los mismos puede variar.
Luego del tour, la bodega se puede seguir conociendo en el nivel superior, precisamente donde comenzó el recorrido. Allí es posible visitar una zona de compras, otra sala de degustación y conocer más de su impresionante diseño, el cual no deja de sorprender.
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